Almagro. Beatriz Vignoli

Si hubiera que definir con las propias palabras de Beatriz Vignoli la poética que rige los poemas que la artista escribió entre 1979 y 2000, un par de versos de «Silencio» bastaría para dar por superada la prueba: «solamente el color acumulado/ de toda la memoria». eso es: el desarrollo vertiginoso de una memoria pictórica que, por ejemplo, de un disco de vinilo no recuerda su música sino su iridiscencia, de dos tipos que hablan no registra su conversación, sino sus camperas, lustrosas «como viejos teléfonos». Hay en estos poemas cierto objetivismo rabioso, cierto interés en implantar una religión de lo que hay, y lo que hay es siempre lo que se ve: «Anaranjado, un pez/ lento relámpago». Pero contrariamente al objetivismo clásico que hizo de la falta de elocuencia una virtud, Vignoli adjetiva, contrasta, filosofa, deja emerger, cuando cuadra, una notoria primera persona que carga la pila emotiva de sus poemas: en esa combustión sucede el registro más significativo de su voz. Mención especial Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana 2000. Jurado: Concepción Bertone, Raúl García Brarda y Martín Prieto.


$ 1000 / 14x21 cm / 74p /
Ilustración 200 gr / Obra 80 gr
ISBN 978-987-9267-07-9

Además de poeta y narradora, es periodista, crítica de arte y traductora del inglés. Publicó los libros de poemas Proesía (autoedición, 1979), Blues de la erosión (autoedición, 1980), Almagro (EMR, Rosario, 2000), Viernes (Bajo la luna, Buenos Aires, 2001), Itaca... ››› seguir leyendo