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La payada hambrienta

La reedición de la novela de Wernicke ilustrada por Vanzo (EMR-Serapis), la mirada de la cronista y una payada que aparece para sumar a la cartografia de Rosario
Por Ana Julia Manaker.
Llego apurada. Tengo suerte, encuentro lugar para estacionar en una zona de la ciudad donde es casi imposible. Es miércoles. Voy a la feria del libro que se hace donde siempre. Pero este año el Cultural Fontanarrosa está remodelado íntegramente. Sus paredes son de luz, cambian según la ocasión. Igualmente es de día, el color que se ve es el amarillo, el cálido, el sol, el dorado, la luz. Las ventanas están descubiertas, se ve mucho más hacia adentro que antes. Destaparon el mural de Melé Bruniard llamado Desde el Origen, terrible desperdicio haberlo tenido tabicado. ¡Aleluya! Todo brilla. Corro. El día anterior Julia Sabena, quien lleva adelante la editorial Serapis, me dijo que el evento empezaba a las 16. Me tiene intrigada ese libro. Las colinas del hambre, de Rosa Wernicke y Julio Vanzo. Un libro que se quemó, que se reeditó en 2015 y que hoy se vuelve a editar en conjunto entre Separis y la Editorial de la Municipalidad de Rosario. No sé mucho más, sólo este comentario que me hizo Julia. Me apuro, porque en verdad no recuerdo cómo se llama. Pregunto en recepción por Vanzo, que es lo que me queda más a mano. Busco en el programa, confusión, es a las 17.
Ese tiempo lo dedico a visitar los stand de editoriales y librerías. Es mi primer día en la feria. Sin plata pero termino comprando tres libros. Me distraigo. Voy tarde, pero es temprano y vuelvo a llegar tarde. Abro la puerta del salón y la presentación arrancó. Julia me pide perdón, dice que ella misma se confundió hasta en las publicaciones que hizo en Instagram. No importa, la espera sólo me costó un par de libros.
Analía Capdevila, quien escribió el prólogo en esta nueva edición, habla de novela realista, de una novela que es una denuncia y un alegato al mismo tiempo: “Denuncia las condiciones de vida, materiales, espirituales, morales, de los que viven en el asentamiento del vaciado municipal, hoy Villa Manuelita y alegato, porque la novela se presenta como una defensa de los desposeídos, como un reclamo a los responsables que deberían reparar esa misma situación que se denuncia”. Aunque se publicó en el año 1943 la novela está situada en 1937 y a través del argumento “se nos describe un mundo novelesco completo, que es el mundo de los cosechadores de basura y esa destrucción del mundo está muy bien lograda”. Rosa y su pareja, el pintor Julio Vanzo, se instalaron en un ranchito del barrio El Matadero (hoy barrio Tablada), para obtener el material, para hacer el trabajo de campo. Ella escribía, él sacaba fotos camuflado debajo de un sombrero y el pulsador en el bolsillo, para luego dibujar. Es un libro de a dos, hecho de texto e imágenes, en la presentación aclaran que no es un libro ilustrado, que es una composición dual. Nombran el barrio La Tablada, alguien del público interrumpe y corrige: “Es Tablada, no La Tablada”. Analía se disculpa. Dice que dudaba. Busco su prólogo y lo nombra con “La”. Un error arrastrado.
Después le toca el turno a Sabina Florio, convocada para hablar de Vanzo y del dibujo. Las ilustraciones van pasando en loop en una pantalla detrás de las presentadoras. Son trazos gruesos, negros, el fondo es blanco, dibujos realistas y expresivos que enfatizan el drama.
Sabina cuenta: “Cuando Julia nos comentó que Serapis había decidido volver a editar, a partir de que le llega un ejemplar original de una biblioteca de un anarquista, me parecía interesante ver las condiciones de producción, circulación y recepciones. Ahí me parece que es importante pensar la necesidad del arte. ¿No? Cómo la existencia de esta novela nos permite desarrollar un pensamiento cartográfico, que nos habilita a pensar Rosario desde otros lugares que los relatos hegemónicos con las postales, pero también el pensamiento cartográfico tiene que ver con poder establecer relaciones”. En ese momento interrumpe un hombre, de unos 65 años aproximadamente, pelo largo, vincha, piel curtida, rasgada, anteojos rectangulares de marco de pasta color celeste claro, pantalón marrón holgado y camisa blanca, creo que tenía un chaleco. No es uno más del público, su look e impronta llaman la atención. Interrumpe la charla, dice que su padre era de ese barrio y les deja una payada escrita por él. Las presentadoras lo toman, le dicen gracias y siguen con la charla. Él entrega la payada de su padre, en forma de pergamino, enrollada, atada con cinta y se va.
Termina la presentación, salgo apurada porque otra vez llego tarde, y todavía me falta comprar el libro. En la puerta, Beatriz Vignoli y un grupo de personas miran y toman fotos a un papel que una chica sostiene con sus manos sobre la pared. Me convoca lo que miran, me acerco, pregunto qué es:
—¡La payada!
Todos intrigados, yo también.
¿De qué nos perdimos? ¿Es un desecho?
“Basurita”, es el nombre del texto. Algo parecido a lo que narra el libro. Las colinas del hambre hace referencia a las montañas de basura que se depositaban en el Matadero. El libro trata de eso, la payada también. Lástima que no se leyó.
***

La payada que circuló el día de la presentación del libro.
LA BASURITA
QUIEN ESCUCHA ESTA TORTURA
QUIERO QUE PRESTE ATENCIÓN
QUE LLORARA EL CORAZÓN
DE DOLOR Y DE AMARGURA
AQUÍ NO EXISTE DULZURA
ESTO A NADIE LO DIVIERTE
HARÁ LLORAR AL MÁS FUERTE
ESTA CANCIÓN DE LOS POBRES
QUE NO CONOCEN UN COBRE
Y SÓLO ESPERAN LA MUERTE.
EN ESTA COSTA DEL RÍO
LLAMADA “LA BASURITA”
CUÁNTA GENTE POBRECITA
ESTÁN EN EL PERSTERÍO
PADECEN DE HAMBRE Y DE FRÍO
MANDADA POR UNOS CRUELES
MIENTRAS QUE JUNTAN PAPELES
ALPARGATAS, TRAPOS Y VIDRIO
SU VIDA ESTÁ EN DESEQUILIBRIO
Y OTROS GANAN LOS LAURELES.
SI SE LLEGAN A ENFERMAR,
ESTO SI ES UN CASO SERIO
LO MANDAN AL CEMENTERIO
POR NO QUERERLO CURAR
COMO NO PUEDEN PAGAR
LO HECHAN A UN COSTADO
LE DICEN YA ESTÁ CURADO
CON UNA INYECCIÓN DE SUERO
MIENTRAS VA PERDIENDO EL CUERO
PORQUE SE MUERE APESTADO.
CREANMELO QUE ES MUY CIERTO
ESTO PASA EN ROSARIO
NO EXISTE LO NECESARIO
SOLO LUGAR PARA MUERTO
EL HOSPITAL ESTÁ ABIERTO
VAYA EL ENFERMO CAMPANTE
QUE AHÍ SERÁ PRECISANTE
SU DOCTOR NO DA FRACASO
PERO LO HACE EN MIL PEDAZO
PA’ PRACTICAR LO ESTUDIANTE.
ES LA VERGÜENZA MAYOR
QUE EN UNA CIUDAD TAN RICA
PA’ EL DERECHO SEA CHICA
Y MATE AL TRABAJADOR
‘A LLEGADO EL CASO PEOR
QUE ESTO NO ES UNA LOCURA
HOY LE DICEN CARA DURA
AL QUE VA JUNTANDO HUESO
TAMBIÉN LO DETIENEN PRESO
POR REVOLVER LA BASURA.
R. PALERMO
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