SELECCIÓN DE POEMAS: CONCURSO FELIPE ALDANA 2023

Revista El Cocodrilo: El pasado 14 de marzo se dieron a conocer los resultados del Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana 2023, organizado por la Editorial Municipal de Rosario. Sobre un total de 453 obras, el jurado integrado por Lucía Bianco (Punta Alta, 1979), Daniel Samoilovich (Buenos Aires, 1949) y Santiago Venturini (Esperanza, 1981) seleccionó:

Categoría Mayor.
Primer premio (compartido):
“Ahora que no soy atleta” de Fernanda Jurado (Venado Tuerto, 1998).
“Isla Decepción” de Santiago Hernández Aparicio (Salta, 1990).

Finalistas:
“La ciudad entre nosotros” de Martina Sierra (Pergamino, 1994).
“Perros, estrellas, canciones” de Florencia Giusti (Rosario, 1989).
“Un ataúd en forma de auto deportivo” de Andres Boffelli (Rosario, 1987).
“Un verano paraguayo” de Sergio Chaparro (Caacupé, 1998).

Categoría Juvenil.
Primer premio:
“En el corazón de un país sin nombre” de Manuel Bozzo (Rosario, 2004).

Finalistas:
“Escritos de una mente estrictamente desordenada” de Malena Arismendi (Rosario, 2004).
“Los ladrones de humo” de Sol Moreno (Rosario, 2005).
“Mi camino por la ansiedad” de Carolina Bini (Rosario, 2005).
“Poesía de Andrés” de Andres Mirada (Rosario, 2005).
“Relatos para adolecer” de Milagros Zippes (Rosario, 2004).
“Saber quién soy” de Paulina Bini (Rosario, 2006).

 

Selección de poemas Categoría Mayor

Andrés Boffelli (Rosario, 1987)

6

disfruto la inutilidad de los días
disfruto no sacarle provecho a los días
cada día empieza y se termina
y si no hice nada se termina igual
y si hice algo se termina igual
si hice algo maravilloso se termina igual
si no hice nada maravilloso se termina igual
cada día que pasa no vuelve nunca más
un día menos
un día más
ninguna emoción más grande que esta

 

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un árbol florecido genera su propio reflejo en el pasto con sus pétalos caídos
reflejo rosado
cuando duermo en otra cama mis sueños no son los mismos
te traje regalos pero no quisiste volver a verme
sacándole el jugo a las malas decisiones
falta de planeamiento
bloques erráticos
haciendo acto de presencia
tengo talento para el mal gusto
mi disfrute es muy interior
salgo de un clóset para darme cuenta de que estoy adentro de otro clóset adentro de otro clóset adentro de otro clóset
canciones que se parecen a otras canciones que se parecen a otras canciones que se parecen a otras canciones

***

Sergio Chaparro (Caacupé, 1998)

(Poema perteneciente al libro “Koraso”, edición del autor)

Domingo
almorcé una tira de asado de rotisería
1010 pesos me costó.

Papá siempre fue el mejor asador
y mamá la reina de la sopa paraguaya.

Mastico la carne grasosa
siento el hueco de migrar
pienso en la mesa vacía
y en el patio que nunca se hizo jardín.

Vago en recuerdos
allá
cerca del pasto verde
y de la tierra colorada
escucho el arroyito correr
el agua me lleva lejos
pero nunca suficientemente cerca.

Llamo a mamá
pero me cansa rápido.

No estoy allá
no estoy acá
“No tenés acento a nada”, me dice una clienta.

Domingo:
la carne no me gusta
y nada sabe a casa.

***

Florencia Giusti  (Rosario, 1989)

4 de febrero

Una chica pregunta en la verdulería
si sobra algún cajón de banana.
¿Por qué será
que esa chica
con la espalda bronceada pregunta
por un cajón de una fruta específica?
¿lo querrá para dibujar
y hacer una caja especial
con recortes figuritas papeles metalizados?

Escribo en la cama.
Anoche se me ocurrieron miles de poemas que no pude escribir, me acostumbro, los dejo irse.
Hago una lista.
Algunos los poemas que no escribí:
La gente cuando dibuja, recorta o saca fotos la disposición de su cuerpo frente a eso que están haciendo.
La cortina plateada flameando por el viento parecía la bandera de un barco.

 

01 de Marzo

Escribir es como desplazarse hasta que ya no.
Acabás de encontrar el regalo perfecto:
un poema cortito y uno largo.

***

Santiago Hernández Aparicio (Salta, 1990)

Tiempo que sangra en el sueño

Soñé con el amor y la muerte
o con la muerte y el amor.
A la muerte la perseguía,
buscaba clavarle un puñal por cobarde.
Soñé con el primero y con el último de mis amantes.
Al último le debo el recuerdo
y del primero sólo sé que llora tiernamente en mi hombro,
amargado por el corazón que no pudo dar
y que se pudre lentamente en su pecho.
Así cumplí 32 años mientras dormía.

 

Ensueño

Mi poema de niño eran caminatas interminables
que remontaran el tiempo hasta su guarida
y una voz de geografía vasta y arduos senderos,
a la vez el extranjero impertinente y el extraño país.

***

Fernanda Jurado (Venado Tuerto, 1998)

Caramelos

Me desesperaba que
papá me dejara en casa
cuando se iba a repartir remedios

si escuchaba la moto arrancar
dejaba todo lo que estaba haciendo
para correr hasta la vereda
y pedirle que me llevara

sentí el viento en la cara
mil veces, nunca
como en la scooter

los pies colgando
a los lados de la moto
me acostaba
en su espalda
viendo el pueblo pasar
llevaba las bolsitas de medicamentos
con pastillas coloridas que
alegrarían la vida
de mil señoras

si era una entrega fácil
me bajaba de la moto corriendo hasta la puerta
tocaba el timbre, esperaba por alguien
que recibiera mi tesoro
sonreía con vergüenza
y volvía a la moto

si teníamos que cobrar una cuenta
bajábamos los dos,
entrábamos a esas casas color caramelo
persianas medio bajas,
se desvelaba el misterio,
una oscuridad de tapera
el olor de las verduras
y el pollo remoloneando en la sopa
un aparador desbordado
de fotos de nietos y adornos de porcelana,
alguna flor seca

escuchábamos a los clientes
con sus discursos idénticos
una y otra vez,
nunca faltaba el piropo
tocándome algún cachete

después de entregar
toda esa atención
nos íbamos en la Kymco
a seguir sintiendo
el aire
en la cara.

***

Martina Sierra (Pergamino, 1994)

Quisiera ser rosarina

Quisiera ser rosarina
haberme criado en un barrio
cruzarme en la calle a compañeros de jardín
la secundaria haberla hecho en el poli
(o al menos haber intentado entrar)
vivir en la casa de mis padres hasta los 24
los domingos ir a almorzar con la familia
que mis abuelos hayan terminado la escuela
no estar obligada a viajar para las fiestas
cuando era chica haber sabido de la existencia de ciertas bandas por ver los posters en las paredes
saber cómo era la ciudad antes que mirara al río
heredar casas
tener más de 30 y haber vivido siempre en una misma ciudad
saber qué responder cuando me preguntan de dónde soy

***

 

Selección de poemas Categoría Juvenil

Malena Arismendi (Rosario, 2004)

(Poema perteneciente al libro “Escritos de una mente estrictamente desordenada”)

Cacería de sombras

Te busco en las sombras. Te recreo en una figura
distante.

Te me perdés por todos lados. Y nunca dejo
de encontrarte.

Pero hay tanta soledad, en cada uno de nosotros, que
se atrae y se repele, como electricidad. Nuestras
ausencias sacan chispazos de desencuentro.

Pero hay tanta soledad, en cada rincón, que se condensa
y camina sola por la ciudad. Se pasea como
memoria y condena.

Y todo tiene una pizca de estático y un montón de
apurado.

La espera transcurre lenta y breve. Pero nunca llega
el momento en el que te sacudas la sombra
y te vistas de realidad.

Hay tanta soledad, tirada sobre la mesa, volcada
sobre tu historia, que no sé cómo arrancártela
sin lastimarte, sin lastimarme.

Creo que vas a volver ahí, con arraigada necedad, ahí
donde te busqué por primera vez, hundiéndote
en la sombra.

***

Carolina Bini (Rosario, 2005)

Me perdí

Me pierdo en el encuentro
Lo sé, pero no lo siento
Enredada en un cuento
Que me cuentan pero yo no cuento
Quisiera encontrar el vuelo
Poder perder los sellos
Pero no sé cómo hacerlo
Creo que tal vez esa es la clave
No saber, dejar de querer saber todo
Quizás no se trate de saber, sino de sentir que en algún momento voy a saber
De escucharme, pero escucharme en serio
Porque siempre termino dándole más voz a las mismas voces que quiero callar
Inconscientemente me siguen guiando,
aun cuando digo tener las riendas sabiendo que no lo hago
Por eso quiero empezar a decidir y actuar
Porque justamente, lo que hago siempre es pensar,
y quiero resolver todo pensando, pero si quedo en el pensamiento entonces me empiezo a enredar en él
Y así se completa ese círculo vicioso que nunca termina
¿Y para qué? ¿A quién le sirve el certificado de “hice lo que había que hacer”?
El tiempo pasa y el recuerdo no dura,
a mí no me cambia la vida y,
aun si mi decisión cambiara la de otros,
la que vive MI vida soy yo, no los otros
¿Entonces para qué?
Si la que sabe lo que siente, lo que necesita
La que sabe que esas voces la destruyen, la agobian y la presionan
Soy yo, no los demás
Y la que vive a su manera soy yo
No los demás
Entonces basta por favor basta, quiero parar
Necesito parar

***

Paulina Bini (Rosario, 2005)

sé que estás ahí, escondida
esperando el momento para saltar a la vista
a mis ojos que, como no te encuentran en el espejo, te olvidan

sé que te lastimé, soy demasiado crítica
no me paré a pensar en que te estaba ofendiendo sin medida
tomando todo lo que amas y transformándolo en cenizas

sé que te debo mucho, por toda mi vida
por todo lo que de vos desvaloricé y ataqué, en odio cegada
por cada lágrima que hice que del brillo apagado de tus ojos brotara

sé que suelo colmarte de promesas, casi todas vacías
pero prometo visualizarte desde hoy y para todos mis días
te amo y agradezco por recordarme quién aún soy de quien solía ser

~disculpa a todas las yo que alguna vez fui

***

Manuel Bozzo (Rosario, 2004)

Los escombros todavía devuelven
un eco de lluvia.
Habito sus heridas
como una flor
que crece entre las grietas.

A esta casa la derrumbó el otoño,
las paredes cayeron
con la delicadeza de las hojas.

–——————————-

Las luciérnagas y su arpegio de luces entre la maleza.
Tu voz, ese enjambre de anhelos,
entre las ventanas y las melodías,
entre la necesidad y el sueño,
entre tu eterno jardín y mi tonto fulgor.

Ahora que la música pronuncia
con el temblor de tus labios,
todo, todo tiembla en ella.
Hasta el silencio es un roce de animales,
una trapecista que baila con la sombra.

***

Andrés Mirada (Rosario, 2005)

Azalea 

Qué promiscuo es sentir.
Y qué fácil es para vos encontrar azaleas
desentrañar de ese rosa pálido una cercanía, una intimidad, jugar con la amabilidad para soltar
un pequeño juego del tamaño de un pétalo, daños de un amor, años de un espacio nunca colapsado
atascado está mi corazón en aquella pasarela de hurtos y despedidas
en aquel desfile de jóvenes experimentados en el amor y las
mentiras. Y de eso se trata al fin y a cabo
que hagamos danzar la flor y cese el corte
que en mis pavorosos ojos te cruzes una
azalea porque yo siempre veo en tu recia piel
una cortina roja
que quiero correr y sentir…
recorrer en el vasto prado…
tu manzano.

***

Sol Moreno (Rosario, 2005)

Cuando se siente mal desaparece

Cuando se siente mal solo desaparece.

Toma todas sus inseguridades, todos sus miedos de infancia y se asegura de ir lejos.
Toma el intangible silencio y lo tatúa donde todos pueden verlo.
Nunca lo han cuestionado.

Entonces decide acampar en un corazón desierto para rogar por el perdón de su
propia Alma, por el amor que le han robado y que se esconde debajo de su cama.
Tan oculto que ha reprimido toda su valentía, lo que necesita como para respirar cada
partícula de miedo.
No hay forma de que se vaya si antes no respira.

Desaparece para ser vista y extrañada, pero nadie nota su ausencia.
Se siente sola y cansada para desear por un mañana.

Cree que debería poner todos sus miedos e incertidumbres en la fe por un infinito.

Cree y anhela.
Cree y acecha.
Cree y duerme.

Cuando se siente desecha solo desaparece en sábanas que encierran el humo de mil
sueños atorados, de millones de remolinos de pesadillas.

Cuando tiene miedo desaparece.
Cuando tiene miedo grita.
Cuando tiene miedo recuerda que algún día no lo tuvo.

Solo queda cubrir y fingir, solo queda la incomodidad.
Solo quedan ojos vacíos y esperanzas robadas.
Nudos desatados y oasis de agua fría.
Amaneceres negros y cigarrillos de esplendor y futuros
inciertos.

Cuando se siente mal solo desaparece en sus recuerdos.
Mil pequeños esplendores en un horizonte a la deriva.
Cuando se siente mal solo desaparece en su propia intemperie, a sentir cada dolor
a flor de piel, cada llama quemando.
Cada maldita hora de pavor, cada llanto de espanto.

Acepta y seguirá.
Acepta y despertará.
Acepta y cada vez estará más lejos de la realidad.

Cuando sale, va muy lejos.

***

Milagros Zippes (Rosario, 2004)

Vaso medio lleno

¿Cómo te gustaría que te quieran para que te quedes?
llena o vacía
despierta o dormida.
¿Conformista?
sé que te sentís así
como si te ahogaras en vasos de agua
insuficientes en tu propio saber
como si no hubiera nadie
o nadie quisiera enamorarte
todos te buscan por tu arte
¿Qué hay de amarte?
amigas fieles sin desgastes
por casualidad
me gustaría encontrarte
¿Te mueres o te desgastas?
ya no notas, te rompen tan bonito que no sabés si
te ahogarás o te saldrán alas

Fuente: Revista El Cocodrilo
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